Lai, arquitecto y escenógrafo, ha querido explorar la idea de la puerta como sutil límite entre espacios distintos, investigando en la dimensión experiencial y emocional de la apertura y el paso. El vidrio, con su transparencia y capacidad para crear formas y reflejos, se presta bien a representar este concepto y transmitir una sensación de ligereza y suspensión.
El recorrido de la exposición está diseñado como una especie de ilusión y se divide en dos etapas complementarias. En la planta baja, una secuencia cerrada de losas de stopsol claro permite la construcción de una perspectiva acelerada, acentuada por acentos luminosos. En la planta superior, el tema del portal se expresa con la creación de un elemento artístico totémico, de 4 metros de altura.
Formas y colores abstractos resultan del juego de reflejos y proyecciones de cristales y espejos, en los que la luz, hábilmente aplicada, crea una atmósfera seductora y surrealista que parece desafiar las leyes de la física y el plano de la realidad.
El entorno invita a explorar las infinitas posibilidades del vidrio y a experimentar con la percepción.
El resultado es una experiencia insólita: un espacio en el que los objetos y los elementos arquitectónicos se difuminan y multiplican con la luz, provocando sugestiones. La instalación se convierte en mucho más que una experiencia estética, invitando al visitante a reflexionar sobre la relación entre espacio y materia y sobre la capacidad del arte para abrir nuevos horizontes de pensamiento.
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